Una vez más pienso que esa conocida frase que “no hay mal que por bien no venga” es una verdad como un templo:
En primer lugar: la inmensa mayoría de nuestros vecinos y vecinas se han dado cuenta de que dos pilares importantísimos de cualquier sociedad son la SANIDAD y la EDUCACIÓN. Hemos demostrado que cuando se nos ha necesitado, ahí hemos estado: doblando o triplicando nuestro horario, atendiendo individualmente (como deberíamos hacer siempre) sea la hora que sea, no somos una alternativa en la formación de sus hijos somos un complemento indispensable
En segundo lugar: los docentes nos hemos dado cuenta de que SER COMPETENTES DIGITALMENTE NO ES UNA OPCIÓN, en estos tiempos que vivimos. A todos los que han preferido quedarse en su zona de confort y no actualizarse como se le exige a cualquier profesional, se les ha visto el “plumero” y han tenido que actualizarse como han podido, sacando horas de debajo de las piedras, intentando crear, buscar, organizar todo tipo de actividades para que el fuego encendido del conocimiento no se apague en nuestro alumnado
Y por último, en tercer lugar: muchos docentes han descubierto o se les ha revelado el verdadero sentido de la EVALUACIÓN, eso que tanto pesa en nuestro alumnado y sus familias, pero que tan poca importancia le solemos dar (muchas veces es simplemente una cifra, como si un médico te dice tienes un 7, ¿cómo te quedas?).
¿Para qué evaluamos? para la mejora, pero de cada individuo. Cada alumno/a nuestro es un ser único, un proyecto educativo, y con unas circunstancias personales y sociales que le hacen diferente a los demás, y eso es lo que detecta y procura el buen docente.
A algunos de nuestros compañeros/as de profesión les ha sorprendido la decisión de las autoridades competentes en materia de educación de no tener en cuenta para el resultado de la evaluación final del curso 19-20 la tercera evaluación, que sólo sirviese ésta para mejorar su “calificación” final. ¿No creéis que eso es lo lógico? es el sentido que tiene una evaluación FORMATIVA.
¿No os duele escuchar o leer a algunos compañeros/as que les parece mal o no les parece bien el permitir la promoción a la inmensa mayoría del alumnado para el curso 20-21? ¿No debería ser eso lo lógico?
En muchos sistemas educativos, cuyos modelos son alabados por una gran mayoría de expertos no repite más del 3% del alumnado (Países Nordicos, Corea del Sur, Japón, Reino Unido,...).
Lamentablemente todavía hay muchos compañeros/as que creen que si el alumno no se sabe las capitales de Europa, el verbo “to be”, las partes de la célula, el pluscuamperfecto del verbo cantar,... no tiene “el nivel” (palabra que odio) para pasar al próximo curso, ¡cómo si fuesen una jarra que hay que llenar de conocimientos! Eso se debe a que se sigue haciendo únicamente una evaluación sumativa, basada en la acumulación de conocimientos y seguimos obviando, o no teniendo en cuenta como deberíamos, las COMPETENCIAS.
Ójala el dichoso bichito que nos ha tocado sufrir sirva para que nos demos cuenta del sentido real de la EVALUACIÓN
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